sábado, 20 de agosto de 2011
VETIVER EN MINERIA
India es el país de origen de una planta gramínea que se constituye en una nueva esperanza para remediar suelos contaminados por la minería. Se trata del vetiver (Vetiveria Zizanioides), una gramínea cuyas raíces pueden alcanzar los 5 m de profundidad, característica que la hace atractiva para combatir la erosión, favoreciendo al mismo tiempo la estabilidad de taludes, por ejemplo, de los tranques de relaves.
Pero sus propiedades no se quedan sólo ahí; según la investigadora y paisajista, Carolina Rivas, quien ha estado trabajando en este tema desde hace dos años, el vetiver posee varias cualidades que la transforman en una real alternativa de aplicación en suelos degradados. “Es una especie que puede llegar a vivir 100 años, muy resistente a condiciones extremas como sequías, tolera toda gama de ph, abundancia de lluvias y temperaturas extremas. No requiere mantenimiento y, además, no es una especie invasiva y no se transforma en maleza ya que no posee semilla viable. Para el caso de los suelos con alto contenido de minerales, incluso metales pesados, la planta ha mostrado buenos resultados, hay experiencias en otros países que lo comprueban”, destaca.
Australia es uno de los países en donde se ha profundizado en la aplicación de esta planta en terrenos impactados por la actividad minera. Carolina Rivas cuenta con el respaldo de la Red Latinoamericana del vetiver en su interés por desarrollar el uso de esta gramínea en el país, pero además se mantiene al tanto de lo que ocurre a través del experto en fitorremediación y vetiver de ese país, Paul Troung.
Respecto de la experiencia en el país oceánico, Rivas destaca los resultados de un estudio desarrollado por el Departamento de Recursos Naturales de Queensland, en Brisbane. Aquí cabe destacar, por ejemplo, los niveles de tolerancia a los metales pesados obtenidos por el vetiver (medido en mgKg-1) en comparación a otras plantas usadas en fitorremediación. En el caso del arsénico, por ejemplo, el umbral de toxicidad de las demás plantas estudiadas estuvo entre 1 a 10 mgKg-1, pero el vetiver toleró niveles de hasta 72 mgKg-1.
La confianza de Rivas en las oportunidades que genera el vetiver para el medio ambiente, en remediación de sitios contaminados o para combatir la erosión y estabilizar terrenos, es tal que ha iniciado su propia empresa tras asociarse con Omar Farías, quien desde 1983 se ha dedicado al control de la erosión a través de la hidrosiembra, técnica que según explica la investigadora se complementa con la aplicación de vetiver. La hidrosiembra consiste en la aplicación de una mezcla de semillas, fertilizantes, aditivos promotores de la germinación, resinas estabilizadoras, elementos orgánicos y agua, utilizando una máquina especialmente diseñada para tal fin. Una de las principales ventajas de esta técnica es que permite cultivos en pendientes casi verticales. Entre los trabajos realizados por Farías destaca la forestación de taludes en el embalse Carén de la División El Teniente, de Codelco.
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